viernes, 23 de noviembre de 2012

Sesenta y Tres: ¿Por qué me pegas?



Mis padres jamás utilizaron violencia de ningún tipo hacia mí, durante mi crianza. Hubo rigor, es cierto, pero representado por la exigencia, la insistencia y la expectativa. Jamás por un golpe o una mala palabra. Ello, a pesar de que durante la época en que ellos crecieron, la situación era bastante distinta.

Creo que lo había mencionado en algún episodio anterior, pero lo repito: jamás le pegaría a Darío. De hecho, nunca le he pegado a nadie. No creo en la violencia ni como solución, ni como herramienta para conseguir cosas.

"¿Por qué me pegas?", dice Darío por estos días, repitiendo la pregunta que la Andrea le hace cada vez que reacciona con violencia frente a una orden o advertencia nuestra. Sí, el chico tiene su genio y veo muy probable que deba aprender a lidiar con la frustración, como muchos hemoss debido hacerlo durante nuestras vidas.

Darío es de ideas fijas, y modificar algunos de sus objetivos se vuelve, por estos días, una tarea que requiere paciencia y recursos sicológicos que, probablemente no nos estamos dando el tiempo suficiente para incorporar.

¿Qué quiero decir con esto? Simplemente, estoy asumiendo por completo la responsabilidad inherente a la educación de un niño, con sus satisfacciones, pero también con sus dificultades. Así también, me hago cargo de los manotazos y pataletas asociados a sus crisis de ánimo.

Administrar las emociones es una misión sin edad, para los seres humanos. Ello, pues por mucho que quiséramos que fuese así, el mal genio o lo irascible no "se hereda". Siempre, se trata de una decisión nuestra, el dejar fluir o contener las reacciones que tenemos frente a tal o cual suceso.

¿Por qué me pegas?, en todo caso, es una buena señal. Es la manera en que Darío nos da a entender que está internalizando una idea; y analizando las consecuencias de seguir adelante con un paradigma propio, o someterse al que debemos proponerle de manera seductora.

Mientras, la frase sigue dejando helada a la Andrea, pues muchas veces la repite frente a ella y en público, ante la mirada inquisidora de personas que quién sabe lo que pueden imaginarse. Para ustedes, que ya nos conocen, las explicaciones sobran.

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